
Mayo es el mes de la concientización sobre Hipertensión Arterial. Se habla mucho sobre los controles de presión, bajar el consumo de sal y los riesgos cardiovasculares. Y, en el imaginario popular, hipertensión se relaciona a adultos mayores.
Sin embargo, un dato que solemos pasar por alto, es que de cada cien niños y adolescentes, entre tres y cinco sufren hipertensión arterial. A su vez, uno de cada tres argentinos adultos es hipertenso.
Hoy se sabe que muchos casos de hipertensión en adultos comienzan en la infancia.
Por lo tanto, prevenir, detectar y controlar durante la infancia, es fundamental para criar niños y niñas saludables, propiciando una mejor calidad de vida durante la adolescencia y adultez.
Algunos datos que no hay que pasar por alto:
Un único registro de presión elevada no es suficiente para un diagnóstico de hipertensión arterial.
Los elementos para medir la presión deben ser adecuados a la edad y tamaño corporal.
La medición de presión arterial debe ser parte del control médico anual en bebés, niños y niñas.
No hay un valor único e igual para todos los niños que indique presión alta. Los valores normales o alterados se definen con tablas de presión arterial, similares a las de peso y talla.
La hipertensión no suele dar síntomas, por lo que el único modo de detectarla y evitar complicaciones es midiéndola.
El mayor problema de la hipertensión arterial no controlada son las consecuencias a largo plazo (enfermedad de cerebro, riñones, corazón).
Que un bebé, niño o niña tenga valores normales de presión hoy, no quiere decir que no pueda cambiar el día de mañana.
Recalcamos esto, porque los registros elevados de presión arterial en niños y adolescentes se han incrementado los últimos años, debido en parte al aumento de la obesidad infantil, junto con la falta de actividad física y la mala alimentación
Por lo tanto, además de hacer controles regulares, es muy importante tomar conciencia con respecto a la prevención. Incluso en el caso de un diagnóstico positivo de hipertensión arterial, un cambio de hábitos real puede ser suficiente en la mayoría de los casos, sin necesidad de medicación.
Las claves para tener una presión saludable son las mismas que se aplican para llevar una vida saludable:
Tener un peso adecuado a la edad, talla y altura.
Este peso debe ser controlado por el pediatra. Para lograr un peso saludable, hay prestar atención a los aspectos ejercicio y alimentación, e informarse sobre lo que es adecuado y saludable para cada edad, ya que los niños y niñas tienen necesidades nutricionales diferentes a las de los adultos.
Hacer actividad física regular
- Se recomienda que la actividad física sea diaria y de al menos una hora para todos los niños y adolescentes (esto incluye juegos y actividades recreativas).
- La actividad física debe ser adecuada para cada edad.
- La mayor parte de los ejercicios deberían ser de tipo aeróbico (saltar, correr, andar en bicicleta…)
- Los niños más grandes pueden incorporar también ejercicios de fortalecimiento óseo y muscular unas tres veces por semana.
- Dentro de las actividades cotidianas se puede incluir actividad física: subir las escaleras en lugar del ascensor, sacar a pasear el perro, hacer las compras caminando o en bicicleta…
En caso de tener un diagnóstico de hipertensión arterial, no se debe suspender el ejercicio. Sí es importante consultar con un profesional para ver qué tipo y cantidad de ejercicio sería acorde.
Reducir el tiempo frente a las pantallas
Es importante regular y reducir el tiempo que pasan con celulares, tablets, televisores y computadoras, para evitar el sedentarismo. Pueden encontrar más información e ideas útiles en el artículo ¿Cero tecnología es mejor para la salud?
Alimentación saludable
- Priorizar frutas y verduras
- Evitar grasas no saludables (snacks, galletitas, golosinas, embutidos)
- Tomar agua. Evitar gaseosas y bebidas azucaradas
Evitar la sal
Un consumo moderado de sal ayuda a prevenir la hipertensión arterial y otras enfermedades. La mayor parte de la sal que consumimos está oculta dentro de los alimentos procesados, muchos de ellos dulces (no pensamos que tienen sal – ¡y es alarmante la cantidad!). Por eso, es importante reducir el consumo de procesados y ofrecer más alimentos naturales, como frutas y verduras. La necesidad de comer “más salado”, no es natural en los niños, si no que se va generando a través de los hábitos diarios y de los “alimentos” envasados que hacen tanta publicidad.
Mejor temprano que tarde
La prevención de otros factores de riesgo, como el alcohol, el tabaco o drogas, ya sean lícitas o ilícitas, no debería estar destinada sólo adolescentes. Desde muy pequeños se los puede educar sobre estos temas, utilizando siempre recursos y contenidos adecuados para cada edad.
Para tener en cuenta
Fomentar hábitos saludables en la infancia, es darles un regalo para toda la vida. Si queremos inculcar cierto estilo de vida, es importante que toda la familia se involucre. Mejor informarse y ocuparse hoy, que tener que preocuparse mañana.